La ex detenida riojana recordó la fecha con un paralelismo en los movimientos feministas actuales. Quirós hizo un repaso por la organización de mujeres presas adentro de las cárceles, y la falta de perspectiva de la género para juzgarlos delitos de lesa humanidad durante la ultima dictadura argentina.


Diana Quirós tenía 17 años cuando fue detenida ilegalmente durante la última dictadura cívico-militar de nuestro país, en marzo de 1976. Cursaba un embarazo de casi tres meses y las consecuencias de la tortura le hicieron perderlo durante el encierro. Sufrió violencia sexual y su testimonio quedó acreditado durante los juicios de La Rioja. Hubo condenas.

A 45 años del golpe de Estado vivido en Argentina, la ex detenida política, querellante y testigo en los juicios de lesa humanidad de La Rioja recordó la fecha con un repaso por las vivencias de las mujeres con las que compartió detención en la cárcel de Villa Devoto. Entrevistada por el programa «Universos Diversos» aseguró que la organización de mujeres en los centros de detención la ayudaron a enfrentar el horror.  

«En Devoto se había concentrado a las mujeres que estábamos en los centros clandestinos de detención de las provincias. Cuando llegamos en el ´76 el jefe del penal, Galindez, nos dijo «ustedes salen de aquí locas o muertas». Y frente a esa premisa no nos quedaba otra que resistir. Y la resistencia estaba en el conjunto, en estar juntas, en la solidaridad, en el compartir, en el fortalecernos juntas, era una manera de resistir. Adentro habíamos conformado un colectivo muy fuerte de organización y resistencia. Y esa muralla contenciosa que yo tuve durante casi siete años de mi vida, cuando salí afuera no la tenía», recordó.

Aunque resulte contradictorio o una paradoja, Diana siempre sintió que la cárcel fue como una escuela de vida. «Entré con 17 años y salí con 24, rodeada de mujeres mucho mas grandes que yo. En medio de ese encierro siento que seguimos creciendo y madurando, y eso me permitió transitar la vida después en soledad, aunque no tanto. Con esos valores y principios», asegura.

Para la militante de los derechos humanos ese construcción y organización se repite con los movimientos feministas en la actualidad: «Esa resiliencia y empatía con la otra la estoy viendo hoy, la lucha es con la otra, ese ´siempre para adelante´ marcando el camino. Es fantástico lo que está pasando».

«Históricamente nos marcó el colectivo de mujeres. La empatía que tenemos entre las mujeres es la que nos da fuerza y en la lucha de la marea verde, o ahora el ni una menos, siempre estamos involucradas», aseguró.

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