La jueza Karina Cabral elevó a juicio la causa por abuso sexual seguido de muerte, en la que será juzgado Roque «El Salteño» Rodríguez como presunto autor del primer femicidio infantil de La Rioja. Sabina Condorí Garnica fue violada y asesinada el 14 de abril del 2019 cuando salió a comprar al quiosco de su barrio. 


A 21 meses del hecho que conmocionó a La Rioja, el Juzgado de Instrucción de Violencia de Género y Protección Integral de Menores N° 1 elevó a juicio la causa que tiene un único procesado: Roque Adrián Rodríguez como presunto autor del primer femicidio infantil de La Rioja.

El 14 de abril de 2019 Sabina Condorí Garnica salió a comprar al quiosco del barrio y nunca más volvió. Tenía 11 años, a una cuadra de su casa se la apropiaron, la violaron, mataron y tiraron en un descampado a 600 metros de su casa.

«Se pudo acreditar para esta instancia del proceso de instrucción que el imputado habría atacado la integridad sexual de la menor Sabina Janeth Condori Guernica, quien fue sometida por la fuerza física, y se le provocó la muerte por insuficiencia cardio respiratoria aguda de origen traumático por asfixia mecánica», explicaron desde el juzgado a cargo de la jueza Karina Cabral.

El Ministerio Público Fiscal calificó el hecho como abuso sexual seguido de muerte (artículo 124 del Código Penal) en concurso ideal con homicidio calificado, contemplando el inciso 11 del CP: cuando el hecho «sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género».

El acusado

La noche trágica del 14 de abril Roque Rodríguez consoló a la madre de la menor y estuvo en el velatorio, cuando todavía nadie sospechaba de él. Cuando habían pasado tres meses del femicidio la entonces jueza Gabriela Asís lo procesó como autor material del abuso sexual y la muerte de Sabina Condorí Garnica, dictó falta de merito al «Chino» Nievas y sobreseyó a Jonathan Farías y Diego Nievas, acciones que fueron cuestionadas por la defensa por considerar que «Rodriguez no actuó solo».

Roque Rodriguez

Nadie sospechaba de «El Salteño» cuando ocurrió el hecho porque en todo momento su comportamiento fue el de una persona más del entorno cercano. La noche del 14 de abril Rodríguez acompañó la búsqueda de Sabina junto al resto y consoló a Paulina, la mamá, cuando encontraron en el descampado el cuerpito ya sin vida. Le alcanzó la silla a una de las vecinas que se descompensó por la tragedia, estuvo en el velorio de la nena y ayudó a construir la gruta que hicieron para recodarla en el barrio.

Rodríguez había sido el último detenido un mes después del hecho, en el paraje “La Esperanza” a pocos kilómetros de La Rioja y luego de una intensa búsqueda. Los testimonios de vecinos y vecinas en la justicia fueron cerrando el circulo en torno a él, que en un primer momento no aparecía dentro de los principales sospechosos. Rasguños en la cara y la ausencia prolongada en el barrio los días posteriores al hecho abrieron esa línea de investigación.

«El Salteño» vivía en el mismo barrio de Sabina y lxs vecinxs lo conocían por su sobrenombre. En ese momento «paraba» en diagonal a la casa de los Condorí Garnica y tenía relación con Pedro, el papá de la menor, las hermanas y la misma víctima. «En varias oportunidades ingresó a la vivienda cuando ayudó a construir un baño y en otra ocasión la familia le había dado protección cuando tuvo incidentes con los vecinos», había informado el fiscal de la causa Luis González.

Sabina

Sabina era hija de Pedro Condorí y Paulina Garnica, y la cuarta de siete hermanos. La desgarradora muerte les llegó a su madre y padre cuando esperaban el octavo hijo, un embarazo de cuatro meses que cursaba entonces Paulina. Excepto los tres más pequeños que nacieron acá, el resto de lxs hijxs de la pareja nacieron en Bolivia.

Sabina participaba activamente de todas las actividades que a dos cuadras de su casa realizaban los pibes y pibas de “La Poderosa”, el movimiento de organización popular. Sacaba fotos porque quería ser fotógrafa, jugaba al futbol y asistía al merendero del barrio llevando con ella a sus hermanitos. A 21 meses del horroroso femicidio Sabina sigue siendo, en el recuerdo de quienes la conocieron, la niña de sonrisa amplia y sueños potentes a quién un varón y el sistema patriarcal le arrancó la posibilidad de ser.