Luis Cáceres fue detenido a principio de diciembre tras ser denunciado penalmente por dos jóvenes que asistían a la Iglesia Evangélica Centro Cristiano, donde él era líder juvenil. La defensa del acusado pidió su excarcelación y las victimas temen que salga en libertad: «su estrategia es comprar testigos y desprestigiranos. Solo queremos justicia», aseguran.


Entre septiembre y diciembre del 2019 Cáceres pasó de ser autoridad religiosa y líder a convertirse en «abusador sexual», tal como rezan los carteles que esta semana aparecieron en varias paredes e instituciones públicas.

La alarma para las jóvenes denunciantes se prendió luego de que el abogado del pastor solicitara recientemente la excarcelación en la causa caratulada como «abuso sexual gravemente ultrajante», que es la segunda denuncia que se hizo en su contra y por la cual fue detenido semanas antes de fin de año.

La primera había sido en septiembre cuando A.V, su propia prima, dijo ante la justicia que Cáceres la abusó durante seis años, desde que ella tenía 12 y él 27. Aquel testimonio, que revolucionó a la familia religiosa y a toda su comunidad, motivó a la segunda victima para llevar su padecimiento ante el juzgado de Violencia de Género.
Cáceres junto a su familia (padre, madre y hermanxs) son dueños del Centro Cristiano, una iglesia evangélica que tiene cuatro centros en distintos puntos de la capital riojana (zona del Autódromo, barrio La Florida y en micro centro) y uno en Chilecito. Allí Luis «Lucho» Cáceres fue durante muchos años uno de los líderes juvenil y espiritual que trataba con adolescentes que llegaban a la iglesia.

JUSTICIA

«Sabemos que andan pagando y hablan mal de mí a los testigos que presenté para que no testifiquen en contra de él. Solo quiero justicia por mi y por todas las chicas que pasamos por lo mismo», dice una de las jóvenes denunciantes.

Asegura que desde que realizaron la denuncia «no hace otras cosa que atacarme, no solo a mi sino a mi familia a través de las redes sociales, acosándonos y divulgando nuestras vidas privadas. Les pido que nos apoyen como sociedad y pidan justicia por nosotras. Que pague por todo lo que nos hizo».

La otra victima también acusa una persecución por parte del entorno del pastor: «Su abogado dijo que buscamos algo económico cuando en realidad lo único que hicimos fue llenarnos de coraje y decir la verdad que veníamos aguantando por años».

Sostiene que existe un desprestigio permanente: «siendo nosotras las victimas somos atacadas por los medios, por gente de la iglesia que nos tratan de mentirosas, e incluso creando cuentas falsas en las redes sociales haciéndose pasar por nosotras»

La causa está en plena etapa de instrucción, donde a través de las testimoniales varias personas del entorno de Cáceres salieron en su defensa: «hay varias personas del ámbito familiar que no tienen conocimiento de los hechos y testifican por lo que creen que pasó básicamente», explicó la abogada de las jóvenes Guadalupe Azcurra.

«Ahora piden la excarcelación de este sujeto y nosotras solo pedimos justicia. Que por un momento se pongan en el lugar de las víctimas y nos den la protección que necesitamos», solicita una de las victimas.