Hace tres meses en La Rioja, una o más personas cometían el primer caso de abuso sexual seguido de femicidio de una niña: Sabina Condorí Garnica de 11 años fue la víctima del horrendo hecho. En los próximos días se conocería el procesamiento judicial de los cuatro imputados que tiene una de las causas que más conmociona a nuestra sociedad. La desidia y abandono del Estado no cambiaron.
Hace 93 días, una tarde de abril Sabina salió de su casa al almacén para comprar ají locoto, con el que le gustaba comer las comidas. En el camino la abusaron, la mataron y luego la tiraron en un baldío a pocos metros de su casa. Desde ese día la jueza Gabriela Asís del Juzgado de Violencia de Género y Protección de Menores investiga qué paso realmente, quiénes y cómo lo hicieron, mientras ya imputó a cuatro personas que hoy se encuentran detenidos en la Alcaidía de La Rioja.
(Paulina, mamá de Sabina reclamando justicia – Foto de La Poderosa)
El abuso sexual seguido de femicidio de una niña es el primer caso de este tipo en La Rioja. Desde que empezó la instrucción de la causa, la jueza Asís puso el foco en determinar quién, pero también en la violencia de género que medió en uno de los casos más conmocionantes del último tiempo: no es casual que la victima sea una mujer, una niña, cuando argentina lleva más de 100 femicidios en lo que va del 2019.
LA CAUSA
Actualmente la causa judicial tiene cuatro imputados: José «Chino» Nievas, como presunto autor de la violación y el femicidio, y los tíos de él Jonathan Farías y Diego Nievas, que fueron los primeros detenidos ni bien ocurrió el hecho (en estos tres meses pidieron declarar, se abstuvieron, y finalmente lo hicieron). Y el cuarto es Roque “Salteño” Rodriguez, que fue detenido en el paraje “La Esperanza” a unos kilometros de La Rioja, luego de una intensa búsqueda un mes después. Su participación sería como coautor del delito.
En estos 90 días que lleva la instrucción, el expediente ya tiene incorporada 25 testimoniales que fueron aportando datos claves para reconstruir el rompecabezas del horror: vecinos y vecinas, familiares de los imputados, los propios padre y madre de la niña fueron relatando las horas previas para poder saber qué pasó en el trayecto del almacén a la casa, cómo la engañó su femicida, dónde se la llevó/llevaron antes de abusarla y finalmente descartarla en un baldío a media cuadra de su vivienda.
Y el otro elemento clave de la causa es el resultado de la prueba de ADN del hisopado que se practicó sobre el cuerpo de la niña, que le permitiría a la jueza Asís avanzar firme en el procesamiento, a partir de las líneas de investigación que vino siguiendo en este tiempo.
El estudio que fue enviado al laboratorio especializado de la provincia de Salta llegaría la próxima semana, y eso sería determinante ya que arrogaría certezas sobre quién abusó de Sabina minutos antes de matarla.
La autopsia que realizó el médico forense Aníbal Magno sobre el cuerpito de Sabina confirmó que fue abusada sexualmente, y murió por asfixia. Había signos de violencia en su rostro, como si hubieran querido callar los últimos gritos de una vida muy corta.
José “Chino” Nievas, uno de los imputados más complicados en la investigación, tenía antecedentes penales por varios delitos que fueron tramitados en el juzgado de Instrucción N° 1, del juez Mario Martínez. Por tratarse de delitos excarcelables el “Chino”, como lo llamaban en el barrio, estaba libre. Allanamientos en su casa y la de su madre, testimonios de vecinos de la zona, sería algunos de los indicios que más abonan su complicada situación.
Actualmente la familia de Sabina Condori está representada por el abogado Ángel Luna, profesional que pusieron a disposición representantes de la colectividad boliviana en La Rioja, y que en estos tres meses vino acompañando el dinámico proceso judicial.
También en estos 90 días el defensor oficial de los imputados Martín Yoma había solicitado la excarcelación de sus defendidos, pero fue rechazado por la jueza que instruye la causa.
CONDENADOS AL ABANDONO
Sabina era hija de Pedro Condorí y Paulina Garnica, y la cuarta de siete hermanos: Lidia (20), Cami (15), Demetria (13), Roberto (9), Erika (7) y Juan (5). La desgarradora muerte les llegó a su madre y padre cuando esperan el octavo hijo, un embarazo de hoy siete meses que cursa Paulina. Excepto los tres más pequeños que nacieron acá, el resto de lxs hijxs de la pareja nacieron en Bolivia.
Pese a su corta edad, y quizás avizorando el futuro que le esperaba como herencia de una familia vulnerada, Sabina ya soñaba que fuera distinto. Participaba de todas las actividades que a dos cuadras de su casa realizaban los pibes y pibas del movimiento de organización popular “La Poderosa”. Allí ella se sentía contenida, quería ser fotógrafa y manejaba la cámara en los talleres (una de las fotos que mas se difundió de Sabina en las redes), a veces también jugaba al fútbol con sus hermanitos y se prendía en todas las actividades que organizaban.
En este tiempo la única condena que hubo, es la que genera un Estado ausente. Para la familia de Sabina lo único que cambió abrupta y dolorosamente, fue la muerte de la niña. La desidia y el abandono del gobierno para con el barrio, sus padres y hermaxs, siguen intactas. En el barrio Virgen Desatanudos la postal es idéntica: descampados sin desmalezar, calles de tierras enlodadas en tiempos de lluvia, zanjas abiertas en las calles laterales y precarios refugios que ni siquiera llegarían a la categoría de vivienda.
En este tiempo solo se agregaron un par de focos, un terreno desmalezado y los días posteriores al 14 de abril (solo por esos días) unos cuantos policias hicieron rondas por las calles de la tragedia. Los niños y niñas siguen corriendo las cuadras de pobreza, sin la plaza o canchita que tantas veces reclamaron. Las mejoras habitacionales y la asistencia social, jamás llegaron.
Pasaron tres meses y tres días desde que se llevaron a Sabina, y su familia, vecinxs y los movimientos feministas sigue reclamando una acción judicial, que en principio la semana próxima tendría novedades contundentes. Mientras tanto, nada más cambió en La Rioja de los hechos consumados, y el debate más profundo para trascender el orden judicial y transformar el social y cultual de la mano de las políticas públicas, aún está ausente.